Francisco Felipe, nunca había oído hablar de la celebración de Halloween, o el Día de las Brujas, hasta que no llegó a Lake Worth, procedente de Guatemala, hace seis años.
La popular tradición estadounidense, en que los 31 de octubre los chicos salen disfrazados a recolectar golosinas y los adultos asisten a fiestas de disfraces, no es conocida en la América de habla hispana.
“No sabía de eso y nunca le he prestado atención a Halloween”, dijo Felipe.
En su nativo Huehuetenango, Guatemala, Felipe dice que la tradición es la celebración el 1 de noviembre, la fiesta de Todos los Santos en el que se recuerda a los familiares fallecidos.
“Por la mañana se dice misa, y en el pueblo se toca la marimba (instrumento musical), se hacen actividades y se va al cementerio con flores y comida, más bien celebramos la vida”, dijo Felipe.
El 1 de noviembre ocupa un lugar privilegiado en el calendario de festividades de la Iglesia Católica, en memoria de todos aquellos que han alcanzado la santidad, y el 2 de noviembre conmemoran el Día de los Fieles Difuntos.
La tradición cristiana se remonta al siglo IV, los 13 de mayo cuando tuvo lugar la persecución de los cristianos por parte del emperador Dioclesiano causante de las muertes de los cristianos, pero en el año 610 el Papa Bonifacio IV instauró la fecha del 1 de noviembre como fecha de la conmemoración de los santos y el 2 de noviembre se recuerda a los muertos.
Mari Blanco, asistente del director ejecutivo del Centro Maya-Guatemalteco de Lake Worth, dice que el centro no conmemora la festividad de Halloween.
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“Los niños que asisten al programa después de la escuela de la Escuelita Maya, conocen la celebración porque en las escuelas ese día van con disfraces, pero como no es una costumbre en el pueblo maya, no se hace nada en el centro”, dijo Blanco.
Cristina Ramirez, que hace 26 años reside en el Condado Palm Beach, procedente de Guatemala, tiene cinco hijos nacidos en Estados Unidos, dice que sus hijos nunca participaron en las celebraciones del Día de las Brujas.
“No se disfrazaban, ni salían a buscar caramelos, ni damos caramelos”, dijo Ramirez.
Maricela Torres, directora ejecutiva del Centro Esperanza de West Palm Beach, lugar donde se le presta a los inmigrantes del norte de West Palm Beach, dijo que el centro no realiza ningún tipo de de celebraciones relacionadas con Halloween.
“Hace unos años se hicieron algunas celebraciones, pero hubo familias que se sintieron ofendidas, no es la costumbre entre los hispanos, algunos por motivos religiosos, y decidimos descontinuar la celebración de esa festividad”, concluyó Torres.