Juana Patricia Méndez Mendoza, de 48 años nunca pensó que llegaría el día en que tendría que abandonar su natal Nicaragua, pero los sucesos del 2018 cambiaron su vida por completo.
Durante las protestas que ocurrieron en Managua, por motivos de la reforma en la seguridad social, en la que participaron varios de sus familiares hicieron que a la familia no le quedara otro camino que el del exilio.
“Me mataron un sobrino, a mi padre lo golpearon y a consecuencia de los golpes falleció el 31 de julio 2018,” dijo Méndez Mendoza.
Méndez Mendoza agrega que durante una de las protesta, su esposo Marvin Antonio Castellón, de 56 años que tenía un taxi, condujo a un joven herido a un hospital, para que lo atendieran, pero eso fue suficiente para que las autoridades lo detuvieran.
“Lo detuvieron, le decomisaron el taxi, lo llevaron a Chipote, un lugar donde torturan los presos, lo tuvieron 12 días detenido, a consecuencia de las tortura, perdió audición y los dientes”, dijo Méndez Mendoza.
Poco después fue enviado a la cárcel Modelo del sistema penitenciario Jorge Navarro donde permaneció durante dos años para por medio de una amnistía en el 2020 quedar en libertad.
Para subsistir la familia tuvo que trabajar en el campo, que tomaron la decisión de viajar hacia Estados Unidos.
Hace tres meses, hicieron el viaje a través de Honduras, Guatemala y México, hasta llegar a la frontera sur de Estados Unidos donde piensan obtener el asilo político, pero la situación no es tan fácil para los que cruzan la frontera y aplicar por el asilo político
Aillen Walsborsky, abogada de inmigración y activista comunitaria, explica que los que llegan por la frontera tiene un año para solicitar asilo político.
“Un abogado cobra de $3000 a $4,000 por el proceso que es complicado, estas personas carecen de dinero, y no hay muchos abogados que quieran hacer el trabajo pro bono. ¿Entonces donde están las organizaciones que se suponen que ayuden a esta gente como a los nicaragüenses?, deben haber más organizaciones no lucrativas para ayudar, un abogado privado no debe ser una opción, hay una gran falta de ayuda”, dijo Warlsborsky.
Caridades Católicas una de las organizaciones que Méndez Mendoza contactó para ayuda no contestó nuestro correo electrónico.
Yrna Buitrago del Centro Comunitario Esperanza en el norte de West Palm Beach, que están ayudando a la familia dice, que al centro recurren personas mayormente de México y Guatemala.
“Esta es la primera vez que hemos visto a dos familias nicaragüenses que solicitan la ayuda del centro”, dijo Buitrago.
